domingo, 23 de noviembre de 2008


Cómo se creó y se empleó la primera arma nuclear
Preston, Diana, Antes de Hiroshima. De Marie Curie a la bomba atómica, Barcelona, Tusquets, 2008
(T.O.: Before fallout. From Marie Curie to Hiroshima)
Este magnífico libro ofrece un recorrido por la historia de la primera bomba atómica. Combina la historia de la ciencia con la política y de las sociedades implicadas, y sigue la tradición británica de retratar breve y certeramente a los protagonistas de los hechos.
Hace tiempo leí Más brillante que mil soles, de R. Jungk, otro magnífico libro sobre el tema. Pero este lo supera: por fuentes, por planteamiento y por calidad del texto.
Además, para los historiadores hay una sorpresa final en el excelente epílogo de la obra.
Vale la pena leerlo y acercarse a la historia de uno de los hechos determinantes del modo de ser de nuestro mundo.

domingo, 26 de octubre de 2008

Un genocidio contemporáneo desconocido

Hari, Daoud, El traductor. La historia de un nativo del desierto de Darfur, Barcelona, Tendencias, 2008, 187 pp.
Una de las peores y más largas guerras que se libran actualmente apenas aparece en los noticiarios. Por eso, para muchos, es como si no existiera. Este es uno de los pocos libros asequibles para conocer el conflicto.
Está escrito como unas memorias-reportaje de Daoud Hari, un nativo de Darfur, al suroeste de Sudán. Contiene al final un resumen de la historia del conflicto y la Declaración de Derechos del Hombre aprobada por Naciones Unidas.
Puede verse más información en las web en castellano, y especialmente en la más completa en inglés sobre el libro, su autor y el conflicto.

martes, 14 de octubre de 2008

Testigo de la revolución rusa


Sofía Casanova, La Revolución Bolchevista. Diario de un testigo, Akron, Astorga, 2008, 175 pp.
Esta colección de impresiones inmediatas de una gallega en San Petersburgo y Moscú en 1917-1919 resulta impresionante.
Está escrito con el lenguaje periodístico de la época, lo que ya en sí enseña algo de lo pasajero de las modas, también en la lengua. La autora escribía crónicas para ABC durante la Gran Guerra. No duda en hacer diagnósticos ni pronósticos, y en unos acierta más que en otros.
No sabía, y me ha impresionado su relato, que esta mujer entrevistara a Trotsky en 1917. Por no saber, no sabía quien era Sofía Casanova. Al parecer compartía mi ignorancia con gente de su propia familia.

sábado, 4 de octubre de 2008

Prisionera política en Irán

Nemat, Marina, La prisionera de Teherán, Madrid, Espasa, 2008, 355 pp.
Es el primer relato que he encontrado acerca de prisioneras políticas en el régimen islámico de Irán, y es un libro difícil de leer lentamente. La autora narra sus memorias entrelazando recuerdos de infancia con los de juventud. Cuando tenía 16 años, en 1981, fue encarcelada, torturada y condenada a muerte. Se libró de la ejecución en el último momento por la intervención de uno de sus carceleros, que consiguió su indulto directamente del ayatolá Jomeini. Su pena le fue conmutada por la de cadena perpetua. A cambio de seguir viviendo su salvador le impuso el matrimonio.
La talla humana de la autora, lo dramático de los acontecimientos, y el interés histórico del contexto, confieren al libro un interés vibrante. Es muy útil para entender la revolución islámica y sus efectos en Irán, y también algo de la revolución soviética.
Puede verse más información sobre la autora en su web.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Occidente: concepto y proyecto


Nemo, Philippe, ¿Qué es Occidente?, Madrid, Gota a gota, 2008, 164 pp.
Philippe Nemo, catedrático de Historia de las Ideas Políticas en París, ofrece en esta breve obra uno de los puntos de vista más sugerentes que he encontrado sobre este asunto. Nemo sostiene que hay cinco acontecimientos esenciales que han configurado lo que hoy es occidente y su manera de vivir, y aboga por la formación de una confederación política de los países que lo integran.
La definición que hace es valiente e interesante. No pienso que deje a nadie indiferente su lectura. La he encontrado muy cargada de razón y recomendable. Si su idea tiene posibilidades de ir adelante hoy parece que son pocas. Pero nunca se sabe qué será del futuro. No sé si nos ayudará a hacer algo nuevo pero, desde luego, ayuda a pensar.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Periodista en el Madrid en guerra (1936-1937)


Knoblaugh, Edward, ¡Última hora: guerra en España! Aventuras de un corresponsal americano entre dos bandos, Madrid, Áltera, 2007
Memorias de un corresponsal de la United Press que ejerció su trabajo en la España del Frente Popular hasta finales de 1937. Una descripción vivaz e interesante. El autor debió abandonar la zona amenazado de muerte. Contiene un epílogo redactado en 1938. Es útil para conocer las primeras impresiones de un testigo ocular de los hechos, y para profundizar en la cuestión de la propaganda y la información en la guerra civil, uno de sus elementos cruciales.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Madrid en el primer año de la guerra civil


Félix Schlayer acompañado por el Delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja y por el encargado de negocios argentino, Pérez Quesada , visitando al miliciano rojo "Negus".

Schlayer, Félix, Diplomático en el Madrid rojo, Espuela de Plata, Sevilla 2008
Memorias de los años de nuestra guerra civil de este ingeniero y empresario alemán (1873-1950) afincado durante décadas en España. Ejerció como cónsul de Noruega en la guerra, y como miembro del comité internacional de la Cruz Roja. Su libro se publicó en alemán en 1938 y no vio la luz en castellano hasta 2005. En 2008 ha aparecido esta otra edición. Se lee fácilmente, y tiene, como muchas memorias de la época un ritmo intenso. La introducción de Javier Cervera es interesante y puede enseñar a orientarse a los que no sepan mucho del asunto.
José Manuel de Ezpeleta, un especialista en las matanzas de Paracuellos durante la guerra, se refiere a él como «el Schindler español» ¡Qué fuerza la del cine! Hay más de un elemento para trazar paralelismos, y vale la pena leerlo para saber algo más, en palabras de un testigo inmediato, sobre qué fue la guerra de civil.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

En el genocidio camboyano

Bizot, François, El portal. Prisionero de los jemeres rojos, RBA, Barcelona, 2006
El libro recoge los elaborados recuerdos de este etnólogo francés que, en 1971, cayó prisionero de los jermeres rojos. Fue el único occidental que sobrevivió a una experiencia así. Debió esa rarísima excepción a Douch, su carcelero. Douch (Kang Kek Ieu) fue luego uno de los verdugos más crueles del régimen criminal de los jemeres rojos: el director del centro de tortura S-21. En 1999 fue detenido y juzgado por un tribunal internacional que lo condenó por crímenes contra la humanidad. En la fotografía se ve Bizot junto a Douch, ya detenido, en 2000.
Bizot era un joven estudioso del budismo en 1971, cuando fue hecho prisionero por los jemeres rojos. Su relato es uno de los mejores que conozco para acercarse a la realidad del tremendo y muy desconocido genocidio camboyano.
El estilo literario es muy cuidado, a veces intimista, poco o nada estridente, y quizá por eso cargado de fuerza.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Acerca de la Unión Soviética antes de 1945


Kravchenko, Víctor, Yo escogí la libertad, Madrid, Ciudadela, 2008.
Es un libro escrito en 1946 por un jefe de compras de la URSS en EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial que huyó de la dictadura comunista. Es interesante por la época, por el estilo, y por cómo se ven las cosas 62 años después. Me ha interesado especialmente la visión del pacto nazi-soviético desde Rusia, la absoluta falta de mención de la guerra civil española, y la descripción de la hambruna en Ucrania y de las purgas de Stalin vistas sobre el terreno. La historia de su relación con la policía política es de novela, de hecho hay novelas que seguramente se basan en testimonios como éste. Se lee fácil y se aprende historia. Mejor si se sabe algo de la época antes de abordarlo, claro.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Juan Manuel Reol Tejada. Un burgalés liberal

Ha fallecido en Madrid el 9 de septiembre, a los 75 años, Juan Manuel Reol Tejada, el burgalés que fuera primer presidente del Consejo General de Castilla y León entre 1978 y 1980. Farmacéutico de formación, con un brillante expediente académico, se incorporó al cuerpo de Farmacéuticos de la Sanidad Nacional, en el que desarrolló investigaciones sobre medicamentos. Como otros altos funcionarios de su generación, ingresó en política en los últimos años del franquismo y nutrió las filas de los reformistas que protagonizaron la transición a la democracia. Concejal del Ayuntamiento de Burgos en 1968, en 1971 ocupó por vez primera un alto cargo en la administración, relacionado con su oficio, pero ya con contenido político: subdirector general de Farmacia.
Su dedicación a la política se hizo más intensa en la transición. Ingresó en el Partido Liberal de Enrique Larroque, y con él en la UCD, por la que salió elegido diputado por Burgos en las elecciones de 1977 y 1979. En 1977 fue nombrado Director General de Ordenación Farmacéutica, cargo desde el que promovió una reforma en 1978. Ese mismo año ligó su carrera a la construcción de la autonomía de Castilla y León, al ser nombrado presidente de la Junta de Consejeros del Consejo General, el órgano preautonómico que preparaba la construcción de una nueva entidad política y administrativa en nuestra tierra.
La gestión de Reol al frente del Consejo fue tarea difícil, pese a que, por su talante liberal, fue bien recibido por todos los grupos. Le tocaba abrir camino con las instituciones preautonómicas en una tierra donde el deseo de autogobierno no era en absoluto una prioridad. La práctica ausencia de empuje popular al que remitirse dejaba el asunto en manos de los políticos, lo que significaba que la cuestión podía teñirse fácilmente de partidismos o personalismos. Pudo capear la oposición casi obstruccionista de Alianza Popular o el PSOE, que llegó incluso a retirarse del Consejo General amenazando con paralizar el proceso. Los particularismos provinciales y personales fueron, sin embargo, fuente de todavía peores dificultades: Reol lamentó la renuncia de Logroño y Santander a incorporarse al proceso, y cuando vio resuelta la incorporación de León, tuvo que enfrentar la revuelta de los centristas de Segovia liderados por Modesto Fraile y dispuestos a sacar a la provincia del proceso autonómico de Castilla y León.
Quizá por su experiencia en este tipo de dificultades, fue nombrado secretario general de Política Territorial de la UCD a finales de 1979. Arguyendo exceso de trabajó presentó la dimisión de su cargo de Presidente del Consejo General de Castilla y León, que abandonó efectivamente en julio de 1980. Siguió trabajando en política territorial los años siguientes desde su nuevo puesto: participó en la negociación de los pactos autonómicos entre la UCD y el PSOE, firmados en 1981, y promovió el nacimiento de la Federación Española de Municipios y Provincias.
Cuando la UCD se deshizo por efecto de su desmoronamiento interno, Reol abandonó la vida política, pero no la vida pública: además de ejercer su profesión, siguió presente en la actividad cultural a través de su actividad en la Real Academia de Farmacia, que presidió desde 2001, y apoyó activamente iniciativas como la promoción de centros universitarios de Burgos, la Asociación de lucha contra el Cáncer de la provincia, o la Academia Burgense de Historia y Bellas Artes, Fernán González.
En los últimos años de su vida colaboró generosa y abiertamente con los historiadores que nos interesamos por la historia reciente de Castilla y León, y él mismo escribió algunas páginas sobre el asunto, que publicó el Boletín de la Academia de la Historia.
Era un hombre de trato cordial y modos sinceros, atento a los detalles, correcto y siempre dispuesto a ayudar. Compartía con otros políticos de su generación una talla humana y cierto señorío difíciles de describir pero fácilmente perceptibles. Puede que fuera el resultado de la poco frecuente combinación histórica que los hizo posibles, y de cómo vivieron sus responsabilidades. Juan Manuel Reol fue, en efecto, un hombre bien preparado, con una sólida trayectoria profesional al servicio del Estado, que se acercó a la política con la ilusión de construir una democracia en España y de recrear su instituciones en política territorial. Abordó la tarea muy abierto al diálogo, aportó no pocas iniciativas, vio triunfar algunas y fracasar muchas, y se retiró de la política más adelante para regresar a una vida profesional que se continuó enriqueciendo. Gracias a muchos como él hemos heredado una España libre y en paz donde el diálogo político discurre por cauces democráticos y puede ser abordado con modos constructivos.
Varias condecoraciones y premios han reconocido su meritoria carrera, desde la Gran Cruz al Mérito Constitucional y la Encomienda de Alfonso X El Sabio, hasta la Medalla de Oro de la Provincia de Burgos. Pero probablemente su mejor galardón, al margen, claro es, del que reciba en la otra vida, sea el grato recuerdo que deja su atractivo ejemplo en quienes tuvimos la suerte de tratarle, eso que los clásicos llamaron la fama. Descanse en paz.
Publicado en Diario de Burgos el 11 de septiembre de 2008

domingo, 30 de marzo de 2008

En la montaña


Una magnífica subida al Peña Prieta (2.536 m) desde Cardaño de Arriba (Palencia).
Puede verse la excursión y descargar el fichero con el recorrido en http://tinyurl.com/2tlhdd
Esto se veía desde la cima

viernes, 14 de marzo de 2008

Kosovo independiente, Europa dependiente

El mes de febrero de 2008 nos deja una fecha para la historia: el 17 de febrero Kosovo se proclamó independiente de Serbia. Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia lo reconocían inmediatamente... siguiendo en esto a los Estados Unidos. Rusia se oponía a la medida. España no reconoce a Kosovo, pero los españoles seguimos pagando tropas que están allí para garantizar... su independencia.
Otra vez, y van muchas desde 1941, una cuestión central de la historia europea ha sido decidida por el criterio norteamericano sin que los europeos hayamos sido capaces de llegar a un acuerdo sobre ella (recuérdese el ejército alemán en 1954-1955, o Hungría 1956, o la guerra en Yugoslavia en 1995, o Kosovo en 1999).
Pero esta vez el asunto parece de envergadura: el precedente de reconocer un nuevo país, que sólo (o sobre todo) se mantiene por la presencia de tropas extranjeras en él, frente al criterio de otros europeos que se oponen a la medida, no parece augurar nada bueno. No es difícil adivinar qué intuyen los que se oponen a esa medida que deberían hacer para solucionar el problema de acuerdo con su criterio.
Sé que no era sencillo hacer caminar las cosas en otro sentido. Pero dudo que se haya valorado lo peligroso que puede resultar este precedente.

jueves, 31 de enero de 2008

Un retrato del mundo antes de la Primera Guerra Mundial: la Torre del orgullo


Tuchman, Barbara W., La torre del orgullo. 1890-1914. Una semblanza del mundo antes de la Primera Guerra Mundial, Barcelona, Península, 2007, 527 pp.
T. o.: The proud Tower: A Portrait of the World Before the War, 1890-1914, New York: Macmillan ; London: Hamilton, 1966
Una traducción más literal del título en inglés hubiera sido más justa con la obra. Barbara W. Tuchman (Nueva York 1912-1989) que destacó por su habilidad retratando personas, intentó en esta obra retratar una época. La tesis del libro es sencilla de enunciar: la que más tarde se conoció como época hermosa —la Belle Epoque— resultó hermoseada en el recuerdo a causa del horror que se vivió tras ella: la Gran Guerra (1914-1918). Pero si se la mira con detenimiento se aciertan a descubrir en ella los rasgos tenebrosos que no faltan en ningún tiempo. Es más, se advierte cómo germinaban en ella las semillas que tan amargo fruto dieron.
De algún modo este libro es una secuela de su espléndido Cañones de agosto, centrado precisamente en la Gran Guerra. La torre del orgullo es una indagación en las causas del estallido de la conflagración, en las raíces del mal que se eclosionó en 1914, una de esas preguntas que desafían la interpretación de la historia de occidente.
Tuchman elabora una respuesta a ese interrogante en un retablo de ocho escenas: la alta sociedad británica y su gobierno del mayor imperio del mundo, el anarquismo o el terrorismo fanático con que los desesperados creyeron luchar por un mundo ideal, el comienzo de la aventura imperial de los Estados Unidos fuera del continente americano, el acerado debate político interno en la Francia de finales del siglo XIX, las relaciones diplomáticas y el belicismo en la era de la paz armada, el tormento y el éxtasis de la vida cultural alemana, el comienzo de la vida política democrática en la Inglaterra postvictoriana, y el socialismo frente al patriotismo y la guerra.
Cada una de las escenas está habitada por personajes minuciosamente retratados unas veces, y otras sólo esbozados. Casi nunca falta en el discurso de Tuchman la descripción física de los actores de la historia que relata. Consigue así dotar a su composición de una enorme plasticidad, que resulta reforzada por su inteligente y prolífico manejo de las citas y de las referencias cruzadas: el lector tiene la impresión de ver a los protagonistas, escuchar sus conversaciones y sentir el ambiente en que se desenvolvían.
Quizá el cuadro resulte demasiado centrado en occidente. Seguramente no cabía introducir fácilmente otros factores en la obra. Puede que esa sea la razón por la que la autora escribió años más tarde otra obra que le valdría un segundo premio Pulitzer: Stilwell and the American Experience in China, 1911-1945. En todo caso, la argumentación resulta marcadamente atlántica, Asia o África apenas si aparecen, y el mundo Mediterráneo lo hace sólo de forma marginal. Con todo, España figura como protagonista de primera línea en dos momentos de resonancia mundial de nuestra historia: el asesinato de Cánovas por un anarquista, y la guerra contra los Estados Unidos en 1898.
Alguna decisión sorprendente confiere cierta genialidad a la obra, como por ejemplo elegir el retrato del compositor Richard Strauss para evocar la Alemania de preguerra. Cierto que el Kaiser aparece como un actor secundario, y Nietzsche como la fuente de la opinión allí triunfante entonces, pero eso no obsta para que resulte notable la elección de un músico para describir el «heroísmo brutal que flotaba en el aire» germano de esos años.
En su interpretación de conjunto, la obra sigue los cánones liberales anglosajones de interpretación política y social: realista y marcadamente empirista. La salva hasta cierto punto del materialismo la calidad del análisis sicológico de los protagonistas. Si, además, se concede que uno de los mejores tributos al espíritu es el sentido del humor, cabe fácilmente disculpar la casi nula entidad que reconoce a las realidades espirituales. Quizá por eso, casi todo sea en este libro un fino bosquejo de cómo el poder de los hombres está siempre impregnado de fragilidad, y cómo su orgulloso disfrute lleva muchas veces aparejada la maldición de la ceguera.
Pablo Pérez López