jueves, 18 de octubre de 2007

Lo que enseñan los periódicos atrasados

Suele tenerse por bueno que no hay nada más atrasado que el periódico de ayer, y la sentencia lleva buena carga de verdad. Con todo, una mirada retrospectiva a los periódicos de antaño, aunque no aporte nada sobre la actualidad, aporta lecciones muy interesante sobre nuestro pasado y sobre cómo se percibió en el día a día.
Los primeros papeles periódicos de Segovia circularon cuando reinaba en España Carlos IV, los Estados Unidos estaban en trámite de aprobar su Constitución, y Napoleón Bonaparte, a sus 16 años, se graduaba como alférez de Artillería al servicio del rey de Francia. Los sucesores de aquellos papeles siguen circulando hoy.
La historia de las publicaciones segovianas está marcada, como manda la geografía, por la proximidad a Madrid. En realidad esto vale para toda la prensa castellana y leonesa, pero pesa especialmente en el caso de los diarios segovianos: los de Madrid estaban pronto en las calles de Segovia y eran competencia importante para cualquiera que intentara sacar a la calle sus opiniones impresas todos los días. En 1890 llegó el primer intento, que se llamó, como cabía esperar, Diario de Segovia. Cerró pronto. Pero dejó el desafío en el aire, y El Adelantado, que salía dos veces por semana, se animó a hacerlo a diario en el verano de 1991: aguantó unos pocos meses el duro ritmo del día tras día, y al poco cesó en su empeño. Hubo que esperar hasta 1899 para que cuajara la publicación de un diario en la ciudad: el Diario de Avisos de Segovia. Era algo más que un periódico, sus tertulias eran el foro de debate cultural y político más caracterizado en la ciudad.
Fue así como, en los albores del siglo XX, ya con un diario en Segovia, algunos echaron de menos otra voz, que diera un tono más plural e intenso al periodismo de la ciudad. La iniciativa de crearlo partió de uno de los contertulios de la redacción del Diario de Avisos: Rufino Cano de Rueda. Adquirió el semanario El Adelantado cuando murió su dueño, y le alargó el título convirtiéndolo en El Adelantado de Segovia. A las pocas semanas, en octubre de 1901, comenzó lo transformó en diario.
La iniciativa se demostró duradera. Salvo unos meses en 1904-1905 en que se fusionó administrativamente con el Diario de Avisos de Segovia, El Adelantado de Segovia ha seguido fiel a la cita con los lectores —salvo suspensiones o causas de fuerza mayor— hasta el día de hoy. La empresa editora fue adquiriendo porte: además de imprenta propia tenía servicio de telégrafo, corresponsales en los pueblos, suscripciones a agencias para las noticias del exterior, redactores y reporteros propios. En 1916 dejó de publicarse su competidor, el Diario de Avisos de Segovia: no es fácil la vida de una empresa periodística. Disculpó su cierre con la declaración de independencia política de su colega El Adelantado de Segovia: hablar de diarios es inevitablemente hablar de política.
Surgieron y cerraron otros diarios en nuestra ciudad, pero sólo El Adelantado de Segovia siguió resistiendo la dura prueba del tiempo. En la Segunda República la competencia se hizo mayor. Y la vida más difícil: el gobierno obligó a suspender un mes la publicación del diario en 1932, y la censura dejó huella en sus páginas con frecuencia, especialmente en 1936. Con todo, la empresa siguió adelante, de la mano del hijo del fundador, Luis Cano Lozano, desde 1931. Este relevo familiar, el primero que se vivía en Segovia, fue el marchamo de la consolidación de la empresa.
En 1936, con motivo del alzamiento militar suspendió su publicación hasta el 27 de julio. Después de la guerra El Adelantado de Segovia siguió siendo el único diario de Segovia, pero ahora bajo la estrecha vigilancia de un Estado convencido que solo con su garantía la prensa podía ser lo que debía ser. La falta de libertad de expresión hizo que los hitos más importantes de esos años fueran los cambios materiales: en 1952 la maquetación y en 1965 la creciente información gráfica.
En los setenta llegaron cambios más intensos: la propiedad y la dirección del diario dejaron de estar unidas en la misma persona tras el fallecimiento de Luis Cano; llegó la libertad de expresión; en 1979 una intensa renovación tecnológica, y en los ochenta la diversificación de secciones y especiales, la integración en agencias regionales y nuevos cambios en maquinaria y tecnología de la redacción, que dejó el centro de la ciudad por instalaciones en la zona industrial. La innovación tecnológica volvió pronto a ser protagonista: en junio de 1994 El Adelantado de Segovia se convirtió en matutino, y en 1996 fue el primer diario de Castilla y León con publicación electrónica.
Desde 2001, El Adelantado de Segovia forma parte del selecto club de los diarios centenarios de España. Es, además, uno de los pocos cuyo principal accionariado sigue vinculado a la familia del fundador. Su historia, como la de todos los que han superado cien años de prueba del tiempo, nos muestra el difícil entramado de trabajos que precisa la tarea de informar a diario: sensibilidad cultural, interés informativo, apertura a la opinión, buen hacer empresarial, y no menos pericia periodística.
Pablo Pérez López
Profesor de Historia Contemporánea de la UVa (Campus de Segovia) y coordinador de contenidos para Segovia de la exposición «150 años de prensa diaria en Castilla y León. 1856-2006».

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